sábado, 17 de febrero de 2018

De Cézanne a Rothko



                                        


He estado nerdeando demasiado últimamente. A raíz de querer leer a Schiller por algo chido que de él citó Nietzsche en "El Nacimiento de la Tragedia" (el "estado musical previo a su poetizar", en sus Cartas sobre Estética), tuve que retomar a Kant en su Crítica de la Razón Pura porque resulta que Schiller se reconoce kantiano.
Aparte, desde hace como un año quedé fascinado por esta madre abstractosa-matemática-espacial que inventó Richard Feynman, los "Feynman Diagrams", que son una manera de agilizar los complejísimos cálculos para poder predecir resultantes de colisiones de partículas subatómicas y que fue su contribución al Proyecto Manhattan. Pues estos pinshis diagramas, lo confiesa él, se le ocurrieron a partir de que estaba dibujando no recuerdo qué chingados, pero de ahí le vino la ideota, ¿se dan cuenta?: di-bu-jan-do. Entonces yo, mutatis mutandis, modifiqué esta colisión en el tiempo que tiene partículas elementales en ambos extremos de la cadena de lo interactuante con lo resultante, de ahí que una cosa-en-sí (aquí entra Kant) que yo quisiera representar en pintura (más bien su fenomenización) o quizá un mero juicio analítico a priori pueda cobrar vida en formas y colores, tal y como nazca de la voluntad de crear imágenes, inmerso en ese estado musical schilleriano, junto con su contraparte apolínea, claro está.

Tons de eso le platiqué a mi maestro de pintura el Isra, quien me dijo que Picasso dijo de Cézanne que fue el maestro de todos porque fue el primero en representar un mismo objeto desde dos perspectivas diferentes. Resulta que algo hay de eso en el expresionismo abstracto. Tanto pedo para cagar aguado.


                                             


Queda el placer de entender algo, aunque sea un poco. En este caso alguien, Rothko. Rothko hijo de puta.



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